Estudio realizado por DNA Outplacement.
Enojado porque la decisión fue injusta, deprimido y sin ganas de retomar el camino? Es posible que se encuentre motivado por buscar un nuevo desafío laboral o entiende que es un proceso que hace parte de la vida laboral. Estos son algunos de los estados de ánimo que puede sentir al recibir la noticia de que ha sido despedido.
La compañía DNA Outplacement realizó un estudio a nivel regional sobre las reacciones y estados de ánimo frente a un despido y esto fue lo que reveló.
En Chile, por ejemplo, los profesionales se sorprenden frente al despido. Esto se debe al bajo desempleo y la estabilidad laboral del país, es por esto que los ejecutivos no están preparados para recibir este tipo de noticias. En Brasil es todo lo contrario, ya que los ejecutivos aseguraron que lo presintieron.
Esto se debe a la crisis económica y estructural del país. Todo esto ubica al brasileño en un escenario donde las reestructuraciones y la baja en inversiones son pan de cada día, por lo que una desvinculación no es una situación desconocida para ellos.
Por su parte, el estudio evidenció que en Colombia el bajo nivel de feedback entregado a los ejecutivos por parte de los superiores, sumado a una escasa visión del negocio a nivel general, provoca que sean sorprendidos.
La compañía asegura que contestar de manera adecuada las preguntas en los procesos, no esperar a que las oportunidades lleguen al computador y estar informado sobre cuál debe ser su salario son tips básicos para lograr la reinserción laboral en menor tiempo.
Además, aseguran que es normal que en algún momento de la carrera profesional un trabajador deba afrontar un caso de despido. Después de esto, hay muchos factores que pueden dificultar a un candidato reinsertarse laboralmente, bien sea por la actitud, por no conocer el proceso detrás de la reinserción laboral, entre otros.
Estos son los cuatro errores más comunes después de un despido:
- Presentarse como candidato sin estar preparado
La falta o poca experiencia y el desespero de reubicarse rápido puede ser perjudicial en un proceso y podría quemar una gran oportunidad.
- Contestar de forma equivocada a estas preguntas:
¿Cómo estás? Esa es una pregunta de inicio. No necesariamente el reclutador está interesado en escuchar toda la historia. Es natural que un profesional esté un poco más emotivo en esos momentos, pero no es recomendable utilizar al entrevistador como psicólogo pues enseñará mucha debilidad emocional y falta de autoestima.
¿Por qué saliste de tu último trabajo? Comentar que fueron problemas personales con ex jefes, por ejemplo, demuestra que quizás el candidato tiene problemas de relacionamiento, sin mencionar que hablar mal de la ex empresa no es ético. En ese tipo de situación las personas acostumbran victimizarse y sugerir que la culpa al final no fue de ellos en su salida
¿Qué buscas de ahora en adelante? Es común que los candidatos aseguren buscar una oportunidad de probar su valor, este tipo de respuesta también es asociada a desespero o a una baja autoestima. La respuesta más adecuada debe estar alineada a su experiencia y sus cualidades como profesional, haciendo énfasis en su trayectoria profesional con una línea lógica de evolución. Esa es la clave de los argumentos.
- Quedar en la espera
Para los candidatos es normal esperar detrás de la computadora una respuesta frente a un proceso, o que llegue la oportunidad ideal. Esto es un error. Según Fabiano Kawano, Country Manager de la compañía, los candidatos deben saber aprovechar todos los recursos tecnológicos con los que cuentan para generar networking.
Una forma de hacerlo es participar activamente en las redes sociales, contactar con empresas que ofrezcan oportunidades laborales, generar citas presenciales y activar el relacionamiento.
- No saber cuánto pedir
Sucede frecuentemente cuando los candidatos han estado enfocados por muchos años en su trabajo, lo que les hace perder la noción de cuánto cuesta su gestión como profesional. La consecuencia de esto es que, cuando se les pregunta por su aspiración salarial, no sepan exigir una prestación salarial en relación a su posicionamiento.
El riesgo de pedir demasiado hace, muchas veces, que los reclutadores desistan de su proceso. Por otro lado, si un candidato pide poco el entrevistador pensará que tiene algún problema de autoestima, o está desesperado, lo que no favorece su candidatura.
Fuente: www.kienyke.com